Actualmente están ingresando al mercado laboral trabajadores que se consideraban incluidos en la franja de desempleo estructural. Esta situación llevó a que "la apuesta en este segundo período es a la calidad de empleo, no a la cantidad", mientras que también se está poniendo énffasis en políticas de formación y capacitación de los recursos humanos, explicó el ministro de Trabajo, Eduardo Brenta.
Desde el MTSS hay una "fuerte apuesta" a incrementar los salarios de "los que están en peor situación", por tal motivo habrá un aumento del salario mínimo nacional del 65% "en los primeros tres años", medida que llevará a "achicar la brecha de desigualdad". En referencia a otros sectores con buenos ingresos que encabezan conflictos sindicales expresó: "en la sociedad comienzan a mostrarse intereses corporativos, gente que en la búsqueda de su beneficio no percibe la realidad nacional".
¿Cuál fue el punto de partida de tu gestión en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS)?
Iniciamos este año con algunas prioridades en materia programática. Uno de los ejes de la gestión del MTSS tiene que ver con los temas vinculados al empleo. En la administración pasada se hizo un enorme esfuerzo en materia de relaciones laborales, que redundó en uno de los logros más importantes que fue la reinstalación de la negociación colectiva y los Consejos de Salarios, además de un avance significativo en materia de derechos de los trabajadores, al plasmarse unas 35 leyes en ese período.
Este avance debe continuar, pero se debe acompañar de otros aspectos, que tiene que ver con como el MTSS colabora en aspectos que son claves para el desarrollo productivo nacional.
Uruguay vivió una etapa de crecimiento en el período pasado y debe transformarse ahora en un proceso de desarrollo. Uno de los elementos claves para eso es dotar a los trabajadores de las capacidades necesarias para poder apropiarse de las oportunidades que comienzan a generarse desde el punto de vista productivo.
¿Cómo lo logramos?
Tenemos una tasa de desempleo que es la más baja de los útlimos 25 años, con expectativas de crecimiento a tasas superiores a las del gobierno anterior. Entonces las políticas de formación y capacitación deben ser centrales. Hemos fortalecido el papel de la Dirección Nacional de Empleo generándole capacidades para tener un diagnóstico adecuado del mercado de trabajo, tener claras las demandas, la realidad de los trabajadores y las posibilidades de acceder al mismo.
Detectamos que existe un conjunto muy importante de trabajadores de baja calificación, resultado de décadas del abandono del sistema educativo uruguayo, proceso que no es de fácil reversión. Había que dar un fuerte impulso a la capacitación. Simultaneamente teníamos que fortalecer nuestras capacidades para saber qué está pasando en el mercado de trabajo, cómo logramos incorporar plenamente a quienes hoy no pueden acceder al mismo y fortalecer nuestras políticas a través de una herramienta que consideramos clave, que es el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional. Clave porque tiene recursos que provienen del Fondo de Reconversión Laboral, porque es tripartito, trabajadores y empresarios participan de las políticas.
En ese sentido, impulsamos un rediseño de todos los programas tratando, en acuerdo con trabajadores y empresarios, de promover fuertes políticas de formación y capacitación. Para esto se están creando comités en los 19 departamentos, convocamos a empresarios y trabajadores para establecer cuáles son las demandas y las posibilidaes de ofrecer cursos de formación y capacitación a trabajadores ocupados y desocupados.
A pesar de existir un bajo índice de desocupación, ¿las mujeres y los jóvenes sieguen siendo los más afectados?
El perfil del desocupado en Uruguay es: joven, mujer, con hijos a cargo habitualmente y baja calificación.
Hemos puesto el acento en el empleo juvenil porque más que triplica a la tasa de desempleo promedio. Hay elementos que tienen que ver con la realidad económica y elementos culturales.
Uno de los objetivos que tenemos es lograr la plena incorporación de la mujer al mercado de trabajo y para ello le tenemos que encontrar soluciones para el cuidado de los hijos. Una mujer de baja calificación si accede a un puesto de trabajo, normalmente, no puede pagar el cuidado de sus hijos. Una de las ideas claves, que ingresamos a él por el lado de la seguridad social, es el Sistema Nacional de Cuidados, que es un objetivo programático del Frente Amplio, que tiene como objetivo atender el cuidado de niños, adultos mayores y personas con discapacidad.
En tanto, porque esto va a ser un proceso, desde el propio MTSS con el programa Objetivo Empleo, que persigue la incorporación de desocupados de larga duración al mercado de trabajo, pensamos en incluir dentro de las prestaciones la posibilidad de otorgar un bono para alguna guardería.
Esto lo vamos a abordar desde los Centros Públicos de Empleo, que es un mecanismo de intermediación laboral. Ahí se recibe la demanda y se asocia con la oferta. El desocupado se inscribe, establece sus capacidades, accede a los programas de capacitación y al mismo tiempo toma contacto con la oferta laboral del sector privado.
¿En el gobierno del Frente Amplio hay un mayor énfasis en los recursos humanos?
El tema de los recursos humanos anteriormente nunca estuvo planteado, porque la lucha era contra la desocupación, este debate no estaba planteado. Hoy para desarrollar el país tenemos que tener recursos humanos calificados. Esto puede llegar a ser un cuello de botella, ya tenemos emprendimientos en los cuales los empresarios evalúan qué disponibilidad de recursos humanos hay.
En Uruguay hay seguridad jurídica, hay estabilidad política y social, eso no está en juego, lo que está en juego es si hay recursos humanos calificados.
Esto no tiene que ver solo con el trabajo sino con la justicia social, porque de no trabajar con fuerza en la formación y capacitación vamos a tener una enorme brecha entre los trabajadores calificados y no calificados, los calificados van a acceder cada vez a mejores puestos de trabajo con mayores salarios y calidad de empleo y los no calificados a los peores y van a tener que contar con una apoyatura externa con políticas sociales que contribuyan.
Al comienzo de la administración pasada se planteaba como meta bajar el desempleo a un guarismo de un solo dígito. Con el índice de desempleo que tenemos hoy, ¿cuál es el objetivo en esta administración?
La apuesta en este segundo período es a la calidad de empleo, no a la cantidad. Acá había una discusión sobre el desempleo estructural, casi todos decían que estaba entre el 7% y el 8%, hoy estamos en 6,3%. Están ingresando al mercado de trabajo los desocupados estructurales, o sea gente que no está capacitada. Y esto a veces tiene otros impactos, porque algunas cosas que se visualizan a nivel sindical son consecuencia de estas cosas también.
Se dice que estamos ante el mejor Presupuesto de la historia del país y eso afecta directamente a los trabajadores, pero al mismo tiempo tenemos un nivel de conflictividad laboral que parece desmesurado. ¿Qué está pasando?
Que tenemos el mejor Presupuesto no está en discusión, por algo en el proceso de discusión parlamentaria, desde la oposición, solo se hace referencia a cargos.
No hay una explicación única sobre la conflictividad. Hay elementos vinculados a la falta de experiencia. El PIT CNT triplicó sus afiliados, con organización sindical en lugares en donde nunca hubo. Hay que tener en cuenta que en los conflictos muchas veces nos encontramos que lo que antes era la última medida hoy es la primera.
Otra cosa, es que en un país que crece la gente aspira a apropiarse de la mayor parte del crecimiento posible, y yo creo que es legítimo.
Tenemos que ser conscientes, sobre todo en la izquierda, que en la sociedad uruguaya hay muchos trabajadores que no están organizados ni van a estar, por ejemplo los autónomos. ¿Quién los representa? Todo el mundo habla de la distribución y nosotros queremos apuntar a una distribución equitativa, pero para eso, ¿debe ser entre los trabajadores organizados o para todos? ¿quién defiende a los que no tienen voz? Parte de nuestro rol es representar a los que no están representados, más allá de la legitimidad del PIT CNT que no voy a discutir.
Hay sectores de trabajadores que están muy mal remunerados...
El gobierno va a incrementar en los primeros tres años en un 65% el salario mínimo nacional. Esto afecta a todo el conjunto de trabajadores cuyo salario está cercano al mínimo nacional, porque sino se puede dar el absurdo que estos sectores queden por debajo del mínimo. Lo importante no es solo el efecto sobre el salario mínimo sino sobre todos los más bajos que se ven impulsados. Achicamos la brecha de desigualdad.
A los otros trabajadores que están mejor les dijimos que participen y que establezcan el incremento salarial asociado al crecimiento del producto bruto global y sectorial, o sea de acuerdo a cómo le va al país y al sector en que trabaja. Pretendemos lograr que el trabajador se apropie de una parte del crecimiento, que el crecimiento no redude exclusivamente en beneficio de los empresarios sino que tenga un impacto sobre los trabajadores. Si Uruguay crece, crecemos todos y no acudimos a la teoría del derrame.
De todas maneras el mayor nivel de conflictividad no se registra en los sectores de menores recursos, mucho menos en aquellos que perciben remuneracioness cercanas al salario mínimo.
En la sociedad comienzan a mostrarse intereses corporativos, gente que en la búsqueda de su beneficio no percibe la realidad nacional. No anteponen el interés global al interés sectorial o corporativo. Esta discusión se dio con mucha fuerza en la reforma tributaria. Acá la fuerza política se debe un gran debate ideológico acerca del proyecto de la izquierda y la sociedad que queremos, porque durante décadas hablamos de solidaridad pero cuando la torta crece parece que hay pocos solidarios.
Nadie puede pretender distribuir en un país que no se enriquezca, no hay socialismo en la pobreza. Si la sociedad crece tenemos que tener una distribución que apunte a la justicia social, tenemos que hacer una fuerte apuesta para que mejoren los que están en peor situación.
¿Cómo es la relación con los sectores empresariales?
Hemos tratado de promover el diálogo con las cámaras empresariales. Hemos recorrido un camino con suerte diversa, en algunos casos hemos encontrado un posicionamiento de neto corte ideológico, que aspira a que el actual gobierno retroceda en los derechos de los trabajadores, cosa que no va a suceder y esta parece ser una condición previa al relacionamiento normal. También hay otro sector muy importante que empieza a advertir que el proyecto que impulsa el Frente Amplio no contradice sus intereses.
Nosotros no pretendemos un modelo de conciliación. Pretendemos un modelo de confluencia de intereses. Se ha promovido una política en donde trabajadores, empresarios y gobierno discutan la realidad del sector y se haga el diagnóstico para ver cuales podrían ser las principales medidas para romper los cuellos de botella que se dan. El hecho que los trabajadores participen de este debate significa un cambio cualitativo importante.
Publicado en Participando, edición diciembre de 2010.
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