“El gobierno apoya mucho al arte y a la cultura”


En el invierno se editará el nuevo disco de Fernando Cabrera, grabado íntegramente con su nuevo quinteto. El trabajo se caracteriza por la “diversidad temática de las letras” y musicalmente por una “hermosa cohesión” de la banda.

Entrevistado por el Participando el músico repasó su carrera y analizó el momento de la música uruguaya. Además destacó las políticas que han llevado adelante los gobiernos frenteamplistas en materia de cultura y pidió “que se mantenga esa actitud que es muy positiva y es mucho mejor que antes”.

¿Cómo te definís como artista?

No me defino. Si pienso en mi no me acuerdo que soy un artista. Me veo como un ciudadano, como una persona, y al rato me acuerdo que toco la guitarra y compongo. Claro que soy artista y estoy vinculado a esto desde los 6 años. Me dedico a esto pero no me siento un artista.

¿Y tu música? ¿La definís como montevideana?

La veo montevideana por añadidura, pero la veo muy anclada en el Río de la Plata. Mi música está muy presente en la música criolla nuestra. Heredé, cultivé y estudié (Aníbal) Sampayo, (Alfredo) Zitarrosa, (Daniel) Viglietti, Osiris (Rodríguez Castillo), Los Chalchaleros, Los Fronterizos, (Eduardo) Falú, Mercedes Sosa. Se puede hacer un círculo, que está estudiado por los musicólogos, que también es cultural, no solo musical, que abarca toda la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y nosotros, en ese círculo hay una personalidad musical, una zona con peculiaridades. Yo pertenezco al Río de la Plata. La influencia mía es el tango, los ritmos sureños como la huella, la vidalita, la milonga, lo afro montevideano.

Comenzaste tu carrera musical con Montresvideo… 

Fue una cosa fenomenal, como toda cosa inicial tenía la característica de lo que marca, tus primeros pasos, tus primeros tanteos. En ese disco encuentro ya todo lo que iba a hacer el resto de mi vida: los ritmos, los acordes, la armonía, el tipo de letras, los arreglos corales, ya estaban ahí. Luego lo mejoré, lo desarrollé y lo pulí.

El entusiasmo de la primera entrevista, el primer disco, la primera canción tuya que escuchás en la radio, es muy lindo y emotivo eso.

Luego vino tu relación con Eduardo Mateo...

Si, pero antes tuve otra banda, que se llamó Baldío, que grabamos un disco. Luego quedé como solista en 1984. Hice tres discos y en 1987 empezó el trabajo con Mateo, que duró un año, año y medio.

¿Cómo te marcó trabajar con Mateo?

Ya me había marcado antes de conocerlo. Conocía canciones sueltas de él. Cuando yo estaba haciendo 5º de liceo, unos compañeros tenían el disco Mateo Solo Bien Se Lame, de 1972. Ahí escuché el disco entero y me empezó a influir. Yo tenía 16 años. Me convertí en fanático de él.

También trabajaste en Bolivia...

Si, luego de eso pasé dos meses en Perú y un año y pico en Bolivia. Acompañé cantantes, toqué yo, hice arreglos para discos de otra gente, recorrí todo el país, toqué con jazzistas. Bolivia es un país inimaginable para nosotros. Me impresionó muchísimo. Encontré un mundo musical tan rico y tan variado que hasta me ha resultado difícil incorporarlo a mis herramientas musicales. Tengo la mayor admiración por la música boliviana. Coexisten como 20 etnias distintas y cada una tiene su folclore, su vestimenta, sus danzas. Es un país muy plural.

¿Qué estás haciendo ahora?

Estoy terminando de grabar un disco nuevo, de 16 canciones, que va a salir en el invierno. Estoy muy entusiasmado con mi actual quinteto, integrado por cuatro verdaderos maestros, todos compositores y excelentes músicos: Federico Righi en bajo, Ricardo Gómez en batería, Herman Klang teclados y Juan Pablo Chapital en guitarra. Desde hace un tiempito estoy en este quinteto y me hace muy feliz tocar en vivo con ellos. El disco lo grabé completamente con ellos.

¿Qué características tiene el nuevo disco?

Una que le veo es la diversidad temática de las letras. En general ha sido una característica mía, de mis discos. Musicalmente la cohesión hermosa que hemos logrado como quinteto que permite de todo, permite swing, musicalidad, improvisación.

Publicaste dos libros, ¿estás trabajando en algo ahora?

Siempre estoy escribiendo. Escribo desde que tengo 13 o 14 años, tengo un montón de material inédito, de poesías y otras cosas, que más adelante puedo ir publicando.
Otra cosa que estoy haciendo ahora es la música de una obra de teatro de Mariana Percovich, que va a girar sobre cuatro cuentos de Felisberto Hernández. Hice 18 bandas sonoras de teatro en mi vida, esta será la 19.

También hiciste bandas sonoras para cine...

Si, El Dirigible. Un mediometraje previo de Pablo Dotta y ahora hace dos años la música de un documental, también de Dotta, que se llama Nunca Leí a Onetti. Y el 23 de abril se estrenó en Buenos aires una película argentina con música mía, se llama Por un Tiempo, que es el debut como director del actor Gustavo Garzón, guionada y dirigida por él.

El oficio del artista

¿Qué tan difícil es hoy vivir de la música?

Te podría dar dos respuestas: una que es tan complejo como vivir de cualquier actividad, como poner un kiosco, ser periodista, fotógrafo, taxista o médico. Es complejo vivir acá porque es un país chico, en el que todos competimos con todos; y otra es que te puedo asegurar que vivir del arte, no de la música específicamente, es muy difícil.

Yo desde muy joven pensé que no debía esperar vivir de la música, si yo amaba a la música y quería dedicarme no tenía que tener la pretensión de vivir de la música, después si se daba, bienvenido sea. Por suerte se me dio. Pero es muy difícil vivir del arte. Me siento un privilegiado. Trabajé mucho, me rompí el alma estudiando y componiendo, para colmo siempre seguí un camino personal, no es una música fácil de vender, y eso empeoró las posibilidades de vivir de la música. También trabajé de muchas cosas aparte de la música.

¿Qué pasa con la piratería?

Lo veo de manera práctica. Acepto, es una realidad. Si las grandes industrias discográficas están luchando contra eso y apenas pueden hacer algo, que voy a hacer yo, lo mejor es aceptarlo. Estamos en medio de un proceso de cambio radical de soporte, en donde el soporte físico tiende a desaparecer. Podés cobrar derechos o regalías por la música, pasa a ser un problema jurídico muy complejo que todavía hay que desarrollar para tratar de obtener esos derechos.

Imaginate, ¿en un tiempo cómo convencés a los que hoy tienen 8 o 10 años para que saquen plata de su bolsillo para comprar un disco? Esa batalla ya está.

¿Económicamente es un golpe muy grande para los músicos?

Es un golpe, porque uno de los ingresos es la venta de discos o los derechos de autor cuando pasan por la radio la música. Pero siento que no tengo en mis manos la capacidad para luchar contra eso, así que lo dejo en manos de los especialistas. El hombre tiene que adaptarse a los cambios tecnológicos que provocan estos sacudones. Amargarse y tener una actitud de quejas no sirve para nada.

Por otra parte, en estos últimos años ha crecido mucho el trabajo de los músicos uruguayos fuera de fronteras, se ha ganado la plaza Argentina, por ejemplo… 

Si, muchísimo más y abarca a todos los géneros…

¿Por qué se da ese fenómeno? ¿Mejoró la música uruguaya?

No sé si mejoró la música uruguaya, porque siempre fue buena. Aumentó notoriamente el interés de los argentinos por nosotros. No hay que olvidarse que acá se da un fenómeno que tiene más de cien años, que cada verano ingresan cientos de miles de argentinos, muchos compran discos y se enamoran de Laura Canoura o de No Te Va Gustar, y cuando vuelven se lo muestran a sus familias y amigos, eso se va multiplicando cada vez más. El carnaval incluso.

No es un boom pasajero ni una moda, es la calidad de la música uruguaya, y el argentino que es un gran melómano empieza a valorar.

En otros países de Latinoamérica, también está pasando, pero de una forma más lenta. En Chile, Colombia y Paraguay se habla de la música uruguaya.

Cabrera y la política

¿Los músicos uruguayos están organizados? 

Hay distintas formas de organización, no un sindicato único. Está AUDEM (Asociación Uruguaya de Músicos), AGADU (Asociación General de Autores del Uruguay), SUDEI (Sociedad Uruguaya de Artistas Intérpretes) y algunas más.

El músico uruguayo en general es una persona seria y responsable con respecto a su vida, a su inserción en la sociedad.

Han habido avances, lamentablemente un poco tardíos, pero en los últimos años se dieron avances en materia de legislación previsional. Antes no había nada, no nos podíamos jubilar. Gracias al empuje de algunos legisladores del período anterior se legisló.

Los artistas estábamos muy desamparados. Por suerte en los dos períodos de gobierno del Frente Amplio empezaron a darse algunos pasos.

¿Los artistas en general son de izquierda? ¿Por qué?

Es así. Lo único que se me ocurre es que por ahí la persona de derecha tiene en su vida menos inquietudes y curiosidades por ser artista, eligen otras profesiones, otras maneras de insertarse en la sociedad. Los escritores, los músicos, la gente de teatro, históricamente provienen de la izquierda, al menos la mayoría.

¿Militaste?

No.

¿Cómo te definís políticamente?

Como una persona de izquierda, lo que en la época de la fundación del Frente le decían izquierda independiente y que después fueron derivando en distintas agrupaciones. No soy partidario de ninguna agrupación. Voto al Frente Amplio.
Me parece una maravilla que la izquierda esté unida, es un ejemplo mundial. No podría votar otra cosa. Me siento muy identificado con el FA, pero no pertenezco a ningún sector.

¿Cómo podría el gobierno apoyar más a los artistas en general?

El gobierno apoya mucho al arte en particular y a la cultura en general. Esa línea desde hace algunos se viene desarrollando cada vez más y yo soy un beneficiario de eso. Preferiría no pedir más apoyo sino que se mantenga esa actitud que es muy positiva y es mucho mejor que antes. Con que se mantenga ya es suficiente. Se trabaja mucho desde varias áreas: desde las intendencias, desde el Ministerio de Cultura, desde Relaciones Exteriores, desde el Ministerio de Turismo, y eso se debe a que es una impronta de los dos gobiernos de izquierda. Se menciona poco este asunto. Este nuevo apoyo a lo cultural se vio impulsado por el hecho de que a raíz de las reformas económicas producidas en el anterior período, todos esos ministerios comenzaron a recibir partidas más importantes, y eso permitió mandar de gira a artistas al interior, recuperar teatros en ciudades perdidas por todos lados, organizar cursos, etc. El Ministerio de Economía comenzó a distribuir más dinero, por suerte en esos ministerios había gente con buenas intenciones que gestionaron eso y lo siguen gestionando de forma muy positiva. Los Fondos Concursables, por ejemplo.

El Estado uruguayo tiene en sus manos una enorme cantidad de cosas vinculadas con la cultura. Preguntate de quién es el Solís, la Zitarrosa, el Teatro de Verano, el Florencio Sánchez, el Sodre, la Filarmónica, el cuerpo de baile, los fondos para el carnaval... todo es del Estado. Las Escuelas de Bellas Artes, de ballet, todas esas cosas que son muy largas de enumerar. La Rural del Prado contratando payadores y espectáculos de todo tipo, los festivales en las playas, el Bicentenario, ¿no es el Estado el que hace eso? Con plata del Estado que se redistribuyó y se repartió mejor, con gente trabajando y rompiéndose el lomo laburando. Gestores de todo tipo, desde el ministro de Cultura hasta el más sencillo colaborador. ¿Se puede decir entonces que el Estado no apoya? No.

Seamos justos y reconozcamos esto. A veces hablo con mis colegas, cuando dicen que deberían apoyar o que el Estado no hace nada, les enumero todo lo que acabo de decir.

El uruguayo tiene un perfil inconformista...

Quejoso. Pero está mal, porque nos lleva a engañarnos y a engañar al que escucha.

Publicado en Participando, edición de mayo de 2013

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