Equilibrio y subordinación

Las conversaciones de pasillos muchas veces son las más ricas. Generalmente están despojadas de censuras porque nacen clandestinas y mueren en el anonimato, dan origen a los rumores, acrecientan mitos y un largo etcétera que no es intención desarrollar en este texto. Fue en ese marco que un legislador oficialista –anónimo por elección del autor del artículo– preguntó: y si comunicamos mal, ¿por qué ganamos las elecciones?
La contraparte, lenta de respuestas pero rápida de preguntas respondió: y si comunicamos bien nuestra gestión de gobierno, ¿por qué bajamos el porcentaje de votos elección tras elección?

A los libros

Dominique Wolton nació en Camerún en 1947, pero es reconocido por ser un intelectual francés, experto en medios de comunicación y en comunicación política en general. El francés nacido en Douala –la ciudad más grande del país africano– en sus ensayos destaca que la comunicación política es un delicado equilibrio entre los tres discursos (periodístico, político y de opinión pública), cuyo objetivo es controlar, momentáneamente, la interpretación de la realidad desde una perspectiva que siempre está vinculada con el acceso al poder o con su ejercicio.
Es en ese marco que Wolton destaca tres riesgos vinculados al desequilibrio entre los tres discursos de la comunicación política mencionados.
En primer lugar el riesgo que aparece cuando los medios de comunicación se “comen” a la política, riesgo conocido como política del espectáculo. Esta situación si bien viene en aumento en nuestro país, los ejemplos más notorios los podemos encontrar en la otra orilla del Río de la Plata.
El segundo riesgo que destaca Wolton aparece cuando las encuestas se “comen” a la opinión pública, dando la sensación de representarla. Dice el académico que aquí “lo que se gana en simplicidad, se pierde en complejidad y veracidad”. Sobre esto sobrados casos sucedieron en las últimas elecciones nacionales uruguayas, pero su desarrollo tampoco será objeto de este artículo.
Finalmente, el tercer desequilibrio mencionado por el francocamerunés es el resultado de la ruptura de la relación entre los medios de comunicación y la opinión pública.
Los equilibrios son fundamentales en la comunicación política, lo explica muy bien Wolton, fundamentalmente entre los tres discursos anteriormente citados. Pero también es vital a la hora de la gestión el equilibrio entre la misma comunicación y la política.

A los números 

El Frente Amplio en Uruguay, durante sus gobiernos, ha construido un relato que lo ratifica en las estadísticas. En octubre de 2004 la coalición de izquierda ganaba por primera vez las elecciones nacionales y se encontraba con un país que estaba en plena crisis económica y social. El desempleo en el gobierno del Partido Colorado llegó a superar el 17%, la tasa de empleo tuvo su mínimo registro en 2003 (un 48%), los salarios estaban por el piso, la pobreza y la indigencia también rompían récords e incluso se conoció el caso de personas en la localidad de Bella Unión –departamento de Artigas– que subsistieron alimentándose con pasto.
Con este escenario el Frente Amplio alcanzó el gobierno nacional. Ganó las elecciones en primera vuelta, con un 50,45% de los votos. Tabaré Vázquez fue electo presidente de la República por primera vez.
Más allá de entrar en detalles de gestión, es indiscutible –las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas lo marcan– que en Uruguay, a lo largo de la denominada era progresista que ya va por su tercer gobierno, llegó a obtener los mejores índices de su historia en materia de desempleo y empleo desde que existen estadísticas, además se bajó la pobreza y se redujo la indigencia a su mínima expresión, se mejoró la calidad del trabajo y se recuperó el salario real, entre otras iniciativas que no vienen al caso explicitar.
En cambio, en el mismo período la adhesión electoral fue en descenso: en octubre de 2009 José Mujica fue electo presidente en balotaje (en la primera vuelta obtuvo el 47,96% de los votos) y en 2014 Vázquez fue por segunda vez jefe de Estado, registrándose una muy leve baja de adhesiones (47,81% en la primera vuelta).
Si uno mira fríamente los números se tiene que reconocer que el país mejoró, que los habitantes de Uruguay están en mejor situación económica y que tienen mejor calidad de vida y acceso a políticas sociales que antes no existían, entonces, ¿por qué no existió un crecimiento a nivel electoral?
Muchas son las hipótesis que se pueden exponer, que van desde la afinidad de los votantes ante los candidatos que componen la oferta electoral; el desvanecimiento de una expectativa de gobierno que se creía ideal, sin imperfecciones; porque los cambios instalados por los gobiernos progresistas no iban en consonancia con la velocidad que requerían los ciudadanos; también se puede argumentar que no existió una variación importante entre las elecciones de 2004 y las de 2014; o manejarse una combinación de estos y otros factores, o quizás también puede argumentarse que existió falta de profesionalización en la comunicación de gobierno.
Sobre este último punto, es notorio que el Frente Amplio careció de una estrategia de comunicación de su fuerza política, de sus bancadas legislativas como colectivo, de la gran mayoría de sus gobiernos departamentales y de la casi totalidad de sus gobiernos municipales, mientras que en el caso del Poder Ejecutivo existen algunas excepciones particulares, pero fueron más que notorios algunos acontecimientos en los que se comunicó mal y muy mal.
La política fue la prioridad de la izquierda en esta era progresista, la comunicación y su profesionalización –lamentablemente para los beneficiarios– quedaron subordinadas. Es imprescindible saber que no existen políticas eficientes si no hay un proyecto de comunicación que la sostenga.
Así como no podemos subordinar la política a la comunicación porque correríamos riesgos tales como atomizar a la población o incluso crear una atmósfera falsa, entre otros, tampoco podemos subordinar la comunicación a la política, porque la ciudadanía como usuaria de las políticas que se generan tiene el derecho de contar con toda la información que la involucra.
Por lo tanto, en Uruguay, así como en Francia y también en Camerún –la cuna de Wolton–, los equilibrios de los discursos de la comunicación política son fundamentales, pero también resulta vital evitar la subordinación de la comunicación ante la política.

Publicado en semanario Voces. Edición del 15 de setiembre de 2016.

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