Con una baja participación de votantes, fundamentalmente en Montevideo, fueron electos por la ciudadanía los candidatos a presidente de la República que presentarán los partidos políticos en las elecciones nacionales de octubre. Internas ya definidas, nuevos códigos políticos y desidia en la coalición de izquierda, desestímulo el sufragio de sus militantes.
Contra todos los pronósticos de los politólogos, y contradiciendo el resultado de las encuestas de opinión pública, sólo el 44,54% del padrón electoral acudió a las urnas para votar en las elecciones internas. De un total de 2.584.220 habilitados se emitieron 1.151.107 balotas.
Según el escrutinio primario de la Corte Electoral el 46,12% de las adhesiones fue para el Partido Nacional, el 41,17% para el Frente Amplio y el 11,92% para el Partido Colorado. Un nuevo revés para las consultoras fue que la participación de militantes blancos superó a los frenteamplistas.
Más allá de algunos apresuramientos circunstanciales, no se puede establecer comparativo alguno del resultado de esta elección hacia los comicios nacionales de octubre, ya que son instancias totalmente diferentes. Claro está que sí juega en el ánimo de la militancia, y eso es innegable si se observa los festejos mesurados, de la noche del 28, que realizaron los militantes nacionalistas y la calma de los izquierdistas.
Evidentemente que no se puede desconocer el excelente apoyo popular que obtuvo en las urnas el Partido Nacional, y específicamente el líder herrerista Luis Alberto Lacalle, así como tampoco el impacto publicitario y emocional que provocó la conformación de la fórmula presidencial junto al senador Jorge Larrañaga, dejando atrás evidentes diferencias entre ambos que parecían insalvables.
Lacalle obtuvo el 57,13% de los votos emitidos en filas blancas (274.959 sufragios) contra el 42,81% de Larrañaga (206.034 votos).
Baja votación frentista
El hecho que las internas ya se encontraran definidas, los nuevos códigos políticos que establecieron algunos de los protagonistas durante la campaña electoral y la desidia de la fuerza política fueron los elementos fundamentales para la baja votación que tuvo el Frente Amplio el pasado domingo 28 de junio.
La izquierda consiguió el 41,17% del total de los votos emitidos, consiguiendo el senador José Mujica el triunfo en la interna de la coalición y transformándose en el candidato del Frente Amplio para los comicios nacionales. El líder del Espacio 609 obtuvo el 52,04% de las adhesiones (225.294 votos), contra el 39,68% del senador de Asamblea Uruguay, Danilo Astori (171.784 sufragios) y el 8,28% del intendente Marcos Carámbula (35.866 votos).
La lectura primaria para la escasa votación del Frente Amplio se da en una baja participación de los ciudadanos montevideanos en las urnas, bastión de la izquierda, que además fue el único departamento en el que los votantes de progresistas superaron en número a los nacionalistas.
Quizás el principal argumento que se encuentra a la hora de entender por qué los izquierdistas no fueron a votar se dé en el hecho que las encuestas habían adelantado, previo a la elección, que la interna estaba definida y que el triunfo de Mujica era un hecho. Esto llevó a que los que impulsaban la candidatura del senador tupamaro se descansaran mayormente ante el triunfo conseguido y no consideraran la necesidad de emitir su voto. Por su parte, los militantes que respaldaban a Astori también pueden argumentar desestímulo ante una competencia que estaba decidida.
Este hecho se dio menos evidente en el Partido Nacional, pues si bien la mayoría de los analistas políticos aseguraban que el favorito era Lacalle, era la única interna que aún no se encontraba cerrada.
Otro elemento a tener en cuenta es la desidia de la fuerza política. Cuando el Frente Amplio asumió el gobierno la mayoría de los cuadros políticos pasaron a formar parte de la administración central, por lo que se vieron imposibilitados de hacer campaña electoral. Incluso el presidente Tabaré Vázquez dio un mensaje directo cuando indicó que quien quiera participar de la campaña electoral debería dejar su cargo en el gobierno.
Al mismo tiempo la fuerza política no brindó sus recursos para la campaña electoral interna, pues había quedado establecido luego del Congreso Zelmar Michelini, en diciembre del 2008, que serían los sectores quien se harían cargo de los mismos en esta primera instancia y se reservaría todo el potencial de la coalición para octubre.
Esta situación llevó a que se vivieran momentos insólitos, como por ejemplo que no se pudiera disponer de delegados izquierdistas a la hora del escrutinio final en muchos circuitos de votación, cuando sí existían recursos humanos disponibles. El Frente Amplio también demostró una falta de organización muy grande en estos comicios.
Algo similar ocurrió también con los distintos sectores que conforman la coalición, ya que muchos de ellos vieron que su candidato ya tenía la suerte decidida, y decidieron poner la carne en el asador en octubre, cuando se deba elegir el legislativo, y por ende sus cargos sectoriales.
Finalmente un hecho novedoso a estudiar fueron los nuevos códigos políticos que se registraron. El Frente Amplio por segunda vez presenta más de un candidato para la elección interna, siendo el único antecedente la competencia entre Vázquez y Astori en 1999.
En esta oportunidad se dio una gran diferencia que una década atrás y fue la lucha electoral entre dos fracciones que contaban con posibilidades reales de llegar a ocupar el sillón presidencial. Incluso se llegó a la descalificación de algunos actores políticos hacia su competidor de turno. El militante frenteamplista, portador de la unidad como bandera principal de su partido, no está acostumbrado a estos episodios que sí los veía en otras tiendas partidarias.
Muchos viejos votantes de la coalición se sintieron defraudados por esta nueva situación y decidieron no participar en los comicios, al no sentirse representados por esta realidad política.
Otros datos
En los departamentos en los cuales gobierna municipalmente el Frente Amplio, a excepción de Montevideo, el Partido Nacional obtuvo mayor caudal electoral. Quizá la situación de Canelones sea la más sorprendente, máxime si tenemos en cuenta que uno de los que participaba en la competencia era su propio intendente, Marcos Carámbula.
Dentro de los sectores frenteamplistas se ratificó la supremacía electoral del Espacio 609 (30,69% de los votos), mientras que también tuvo un gran respaldo la Lista 2121 de Asamblea Uruguay (18,75%), quizás la sorpresa la dio la Corriente de Acción y Pensamiento – Libertad, que lidera el senador Eleuterio Fernández Huidobro, que consiguió el 10,10% de las adhesiones. Probablemente la nota baja, en lo que a respaldo electoral refiere, sea para la 1001, coalición formada por el Partido Comunista el Fidel que solo consiguió el 4,46% de los votos izquierdistas.
Contra todos los pronósticos de los politólogos, y contradiciendo el resultado de las encuestas de opinión pública, sólo el 44,54% del padrón electoral acudió a las urnas para votar en las elecciones internas. De un total de 2.584.220 habilitados se emitieron 1.151.107 balotas.
Según el escrutinio primario de la Corte Electoral el 46,12% de las adhesiones fue para el Partido Nacional, el 41,17% para el Frente Amplio y el 11,92% para el Partido Colorado. Un nuevo revés para las consultoras fue que la participación de militantes blancos superó a los frenteamplistas.
Más allá de algunos apresuramientos circunstanciales, no se puede establecer comparativo alguno del resultado de esta elección hacia los comicios nacionales de octubre, ya que son instancias totalmente diferentes. Claro está que sí juega en el ánimo de la militancia, y eso es innegable si se observa los festejos mesurados, de la noche del 28, que realizaron los militantes nacionalistas y la calma de los izquierdistas.
Evidentemente que no se puede desconocer el excelente apoyo popular que obtuvo en las urnas el Partido Nacional, y específicamente el líder herrerista Luis Alberto Lacalle, así como tampoco el impacto publicitario y emocional que provocó la conformación de la fórmula presidencial junto al senador Jorge Larrañaga, dejando atrás evidentes diferencias entre ambos que parecían insalvables.
Lacalle obtuvo el 57,13% de los votos emitidos en filas blancas (274.959 sufragios) contra el 42,81% de Larrañaga (206.034 votos).
Baja votación frentista
El hecho que las internas ya se encontraran definidas, los nuevos códigos políticos que establecieron algunos de los protagonistas durante la campaña electoral y la desidia de la fuerza política fueron los elementos fundamentales para la baja votación que tuvo el Frente Amplio el pasado domingo 28 de junio.
La izquierda consiguió el 41,17% del total de los votos emitidos, consiguiendo el senador José Mujica el triunfo en la interna de la coalición y transformándose en el candidato del Frente Amplio para los comicios nacionales. El líder del Espacio 609 obtuvo el 52,04% de las adhesiones (225.294 votos), contra el 39,68% del senador de Asamblea Uruguay, Danilo Astori (171.784 sufragios) y el 8,28% del intendente Marcos Carámbula (35.866 votos).
La lectura primaria para la escasa votación del Frente Amplio se da en una baja participación de los ciudadanos montevideanos en las urnas, bastión de la izquierda, que además fue el único departamento en el que los votantes de progresistas superaron en número a los nacionalistas.
Quizás el principal argumento que se encuentra a la hora de entender por qué los izquierdistas no fueron a votar se dé en el hecho que las encuestas habían adelantado, previo a la elección, que la interna estaba definida y que el triunfo de Mujica era un hecho. Esto llevó a que los que impulsaban la candidatura del senador tupamaro se descansaran mayormente ante el triunfo conseguido y no consideraran la necesidad de emitir su voto. Por su parte, los militantes que respaldaban a Astori también pueden argumentar desestímulo ante una competencia que estaba decidida.
Este hecho se dio menos evidente en el Partido Nacional, pues si bien la mayoría de los analistas políticos aseguraban que el favorito era Lacalle, era la única interna que aún no se encontraba cerrada.
Otro elemento a tener en cuenta es la desidia de la fuerza política. Cuando el Frente Amplio asumió el gobierno la mayoría de los cuadros políticos pasaron a formar parte de la administración central, por lo que se vieron imposibilitados de hacer campaña electoral. Incluso el presidente Tabaré Vázquez dio un mensaje directo cuando indicó que quien quiera participar de la campaña electoral debería dejar su cargo en el gobierno.
Al mismo tiempo la fuerza política no brindó sus recursos para la campaña electoral interna, pues había quedado establecido luego del Congreso Zelmar Michelini, en diciembre del 2008, que serían los sectores quien se harían cargo de los mismos en esta primera instancia y se reservaría todo el potencial de la coalición para octubre.
Esta situación llevó a que se vivieran momentos insólitos, como por ejemplo que no se pudiera disponer de delegados izquierdistas a la hora del escrutinio final en muchos circuitos de votación, cuando sí existían recursos humanos disponibles. El Frente Amplio también demostró una falta de organización muy grande en estos comicios.
Algo similar ocurrió también con los distintos sectores que conforman la coalición, ya que muchos de ellos vieron que su candidato ya tenía la suerte decidida, y decidieron poner la carne en el asador en octubre, cuando se deba elegir el legislativo, y por ende sus cargos sectoriales.
Finalmente un hecho novedoso a estudiar fueron los nuevos códigos políticos que se registraron. El Frente Amplio por segunda vez presenta más de un candidato para la elección interna, siendo el único antecedente la competencia entre Vázquez y Astori en 1999.
En esta oportunidad se dio una gran diferencia que una década atrás y fue la lucha electoral entre dos fracciones que contaban con posibilidades reales de llegar a ocupar el sillón presidencial. Incluso se llegó a la descalificación de algunos actores políticos hacia su competidor de turno. El militante frenteamplista, portador de la unidad como bandera principal de su partido, no está acostumbrado a estos episodios que sí los veía en otras tiendas partidarias.
Muchos viejos votantes de la coalición se sintieron defraudados por esta nueva situación y decidieron no participar en los comicios, al no sentirse representados por esta realidad política.
Otros datos
En los departamentos en los cuales gobierna municipalmente el Frente Amplio, a excepción de Montevideo, el Partido Nacional obtuvo mayor caudal electoral. Quizá la situación de Canelones sea la más sorprendente, máxime si tenemos en cuenta que uno de los que participaba en la competencia era su propio intendente, Marcos Carámbula.
Dentro de los sectores frenteamplistas se ratificó la supremacía electoral del Espacio 609 (30,69% de los votos), mientras que también tuvo un gran respaldo la Lista 2121 de Asamblea Uruguay (18,75%), quizás la sorpresa la dio la Corriente de Acción y Pensamiento – Libertad, que lidera el senador Eleuterio Fernández Huidobro, que consiguió el 10,10% de las adhesiones. Probablemente la nota baja, en lo que a respaldo electoral refiere, sea para la 1001, coalición formada por el Partido Comunista el Fidel que solo consiguió el 4,46% de los votos izquierdistas.
Publicado en Semanario Voces (2.7.2009)
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