Una receta para paliar el miedo

La mayoría de los informativos de la televisión uruguaya están en camino o ya se han convertido en un gran show de la crónica roja, dejando de lado algunos códigos, la responsabilidad de la comunicación social y sin importar las consecuencias que esto pueda tener en la sociedad.

Este lunes en la edición central de uno de los noticieros de los canales privados se entrevistó a una persona, vecina de una reciente víctima y se dio el siguiente diálogo:

Periodista: ¿Tiene miedo?

Entrevistado: Siempre trabajamos con miedo. Nunca me pasó nada, pero lo veo en la tele.

El ex ministro del Interior, José Díaz, habló incontables veces sobre la sensación térmica en la seguridad, recibiendo muchas veces como respuesta la burla de algunos actores políticos.

La sensación térmica científicamente existe, más allá de la opinión de los políticos de turno, y es la creencia que tiene un ciudadano sobre la posibilidad de ser víctima de un hecho delictivo. Traducido, es el miedo que tiene la gente de que la roben o la lastimen.

Así como la seguridad depende casi exclusivamente del Ministerio del Interior y de la policía, la sensación térmica es creada fundamentalmente por los medios de comunicación y quienes acceden a ellos, pues son quienes difunden a la sociedad los hechos delictivos y su enfoque, o sea que en gran medida son responsables por el mucho o poco miedo que tengan los habitantes de una zona geográfica.

Por otro lado los actores políticos que acceden a estos espacios, tanto del oficialismo como de la oposición, no ayudan demasiado al respecto. Se pueden encontrar aquellos que desde cargos muy encumbrados estigmatizan a los jóvenes, los que animan a armarse para enfrentar a la delincuencia, quienes siembran alarmas que pueden perjudicar intereses turísticos o los que aprovechan determinadas circunstancias para sacar ventajas y hacer campañas políticas.

Como en todos lados, también existe inseguridad en Uruguay, y las posibilidades de que te pase "algo" son reales, pero de lo que estoy seguro es que desde que dejé de mirar algunos informativos televisivos camino más tranquilo por la calle.

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