Un buen inicio de campaña

El pasado 4 de abril el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, anunció a través de su página web el comienzo de la campaña electoral con miras a alcanzar la reelección en el país del norte.

La popularidad del mandatario se encontraba en uno de los guarismos más bajos desde que asumió como jefe de Estado, con un 47% de aprobación, según las encuestas publicadas en Estados Unidos.

Obama llegó a la Presidencia anunciando una serie de compromisos electorales, de los cuales hasta el momento solo ha cumplido el 26%, según un informe que publica diariamene politifact.com (medio on line ganador de un premio Pullitzer en 2009).

El presidente norteamericano durante su campaña realizó 506 promesas electorales de las cuales cumplió el 26%, incumplió el 7% y le bloquearon el 15%.

Entre las muchas iniciativas incumplidas se encuentran un par vinculadas a la paz mundial y a la defensa de los derechos humanos: el no haber cerrado la cárcel de Guantánamo ni haber retirado las tropas miliares que invaden Irak y Afganistán.

Paradójicamente en las últimas horas el mismo director de la CIA, León Panetta, reconoció que para averiguar el paradero de Osama Bin Laden se utilizaron "muchas fuentes de información", entre ellas "técnicas de interrogación coercitivas" contra algunos "detenidos".

Panetta en sus declaraciones admitió que Estados Unidos tortura a sus prisioneros a través del mecanismo de "asfixia simulada", conocida por estos lares, y aplicada en la úlima dictadura cívico - militar, como submarino.

El director de la CIA también fue consultado sobre si Obama dio la orden de matar a Bin Laden, a lo cual respondió: "eso estaba claro. Pero también lo estaba, como parte de las reglas de la operación, que si él de pronto levantaba las manos y se ofrecía a ser capturado, entonces tendríamos la oportunidad, obviamente, de capturarlo. Pero esa oportunidad nunca se presentó".

La "misión" fue realizada unilateralmente por Estados Unidos, lo que quiere decir que realizó una acción militar en Pakistán sin siquiera pedir autorización a este país.

Más allá de todas las irregularidades cometidas por la potencia del norte en la acción que culminó con el asesinato de Bin Laden, pocas horas después del hecho se difundió en Estados Unidos una encuesta en donde se desprende que la popularidad de Obama ascendió nueve puntos, situándose en 56%, según la empresa Centro Pew y el mismo Washington Post.

No está nada mal en el inicio de una campaña electoral, que en menos de un mes se suba casi diez puntos en la popularidad, por más que se hayan incumplido las promesas de antaño y se haya tenido que acudir a un homicidio para ello, por más que se argumene que fue "en nombre de la paz mundial".

En ese sentido, la analista política estadounidense Eva Golinger aseguró que el asesinato del terrorista más buscado es "una buena manera de comenzar la campaña".

La operación militar que asesinó a Bin Laden “ya ha tenido un impacto muy fuerte que ha dado un impulso inesperado a la candidatura de Barack Obama en un momento en el que su presidencia está muy debilitada. Obama no ha logrado ni siquiera una de las promesas de su campaña del 2008, con la excepción de la reforma del sistema de salud, que ahora está bajo mucha crítica y cuestionamiento”.

“No había mucha probabilidad de que él iba a ganar las elecciones del 2012. Pero ahora cambia el escenario. El presidente Barack Obama, es el presidente que logró neutralizar al enemigo número uno del mundo. Es muy probable que sea reelegido", dijo Golinger.

A juzgar por los métodos utilizados para alcanzar sus objetivos respectivos no parecen existir demasiadas diferencias entre el presidente norteamericano y Bin Laden.

Quizás la diferencia entre Obama y Osama radique solo en una letra y en la cantidad de muertos del que son responsables uno y otro, más allá de que en este último rubro el mandatario norteamericano lleva una notable y ya indescontable ventaja.

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