Recientemente, conversando con un investigador y docente de una universidad privada, le escuché decir que los políticos de antes tenían mejor nivel que los de hoy, y que además antaño se vivía mejor.
El comentario nostálgico me trajo el recuerdo del libro L'opinion Publique de Alfred Sauvy, que fue un economista y sociólogo francés, que entre otros méritos tiene el haber instaurado el régimen laboral de 40 horas semanales en Francia y el haber inventado el término "troisième monde" (tercer mundo).
En su libro, editado en la década del '50, en su capítulo V, habla de "La edad de oro" o "Todo tiempo pasado fue mejor", en donde asegura que "es un mito que se encuentra en innumerables civilizaciones". "La edad de oro es una época anterior, bastante poco precisa, en la cual los hombres eran todos felices", dice Sauvy.
Igualmente, la edición del Journal Français de Genève del 22 de setiembre de 1951 aseguraba que, "si por algún acto de prestidigitación nuestros antepasados pudieran volver a la tierra para compartir alguna de nuestras comidas, seguramente pondrían muy mala cara. Las restricciones, el torbellino de la vida moderna y el costo cada vez más alto de los alimentos de primera necesidad han achicado considerablemente nuestros estómagos, que no tardarían en rendirse ante los tragones de nuestros abuelos y, con mayor razón, ante los banquetes en que cuatro o cinco asados entretenían la paciente espera de los patés o las aves".
Lógicamente que este mito de bienestar no es exclusivamente francés ni de esa época. En Uruguay es muy habitual escuchar que antes eran mejores las casas, los alimentos, los autos, los electrodomésticos, los valores de la gente, el fútbol, los políticos, los docentes, los carpinteros, los menores y la sociedad en su conjunto.
Incluso en política es habitual escuchar algunos nostálgicos que añoran regímenes de gobierno del pasado, democráticos y también de los otros.
Pocos son los que valoran el momento actual que vivimos, con una tasa de desempleo histórica (por lo baja, no como otros gobiernos), con una calidad del trabajo que ha mejorado muchísimo desde el 2005 a hoy, con niveles de pobreza e indigencia que día a día descienden, con un país que tiene cada vez más posibilidades de acceder a oferta educativa y a más recreación. La lista de mejoras que tenemos hoy día es innumerable si la comparamos con el pasado.
Hace más de medio siglo que Sauvy analizaba y desentrañaba los misterios de "La edad de oro", es increíble que aún hoy haya gente que no logre notar los avances, no solo de la civilización sino de todo un país.
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