El Plan, que es coordinado por Presidencia de la República, Ministerio de Desarrollo Social e Interior “surge a partir de contrastar dos realidades: una nacional con los indicadores de pobreza e igualdad, que habían mejorado en 2012”, pero por otro lado, “cuando uno analizaba la encuesta de hogares de ese año, observaba que en el primer ventil de la población, unos 30 mil hogares, había 150 mil personas que estaban en una situación crítica en las variables de ingresos, acceso al mercado de trabajo”, fundamentalmente en el plano de la informalidad, “en lo educativo” y en “la precariedad del hábitat y la vivienda”, explicó el ministro de Desarrollo Social.
Esas cuatro características nucleaba a este 5% de la población, que contaba con “una quinta característica” que implicaba que “los problemas de convivencia y de seguridad son muy importantes”.
Los lugares seleccionados “cumplen estas condiciones. El diagnóstico era que en estas siete zonas estos problemas derivaban de años de exclusión, pero además en estos últimos años nuestro maletín de prestaciones con el que llegábamos era insuficiente y en algún lugar inadecuado”, dijo Olesker.
Se trata de zonas en donde “se nota cierta ausencia del Estado, falta de coordinación, de impacto, insuficiencia de prestaciones y falta de espacios urbanos para poder desarrollar políticas sociales y urbanísticas” y es a partir de este diagnóstico en que se plantea, “por un lado, una profundización cuantitativa de políticas que ya existían en el territorio y al mismo tiempo un cambio en la manera de gestionar las políticas públicas, en el papel del territorio. Esa es la base del 7 Zonas”.
Por su parte, Drago explica que “el gran objetivo del plan es generar un modelo de intervención integral, donde se pueda trabajar en tres componentes: generación de infraestructura, profundización de programas prioritarios, que implica el nutrir la canasta de prestaciones y generar accesibilidad para las mismas, y el otro componente es el de la seguridad”.
Con estos tres componentes se debe tener “una sola visión del territorio”. Hay que “trabajar coordinadamente para llegar a los hogares que están en mayor situación de vulnerabilidad, generar espacios de convivencia disfrutables y transitables, desarrollar una dinámica distinta y para eso necesitás un componente de seguridad, infraestructura, medioambiente, erradicación de basurales, apertura de calles, iluminación, etc. y eso se acompaña con el trabajo de asistentes sociales”, añadió Drago.
La elección de los “microrregiones” se realizó a partir de un estudio elaborado por la Dirección Nacional de Evaluación y Monitoreo (DINAEM), que hizo unas 70 mil visitas. Ese trabajo nutrió la base de datos, posteriormente se cruzó con la Encuesta Continua de Hogares y con los datos del censo, a lo cual se sumó la información del Ministerio del Interior.
Si bien en primera instancia se va a trabajar con estos siete territorios no se descarta que, “de acuerdo al resultado obtenido se evalúe extenderlo a otras zonas del área metropolitana”, afirmó Olesker.
Objetivos
Dentro de los resultados que se aguardan “hay algunos concretos y otros a largo plazo”, subrayó Drago. “En lo que tiene que ver con programas sociales pretendemos que todos los ciudadanos tengan identificación civil con el programa Identidad del Mides. Con el programa de alfabetización queremos profundizar o readecuar la lectoescritura. Con la aplicación de este tipo de programas se dan “pasos que ayudan a la inclusión de las personas”, añadió.
En cuanto al espacio la intención es “que quede un espacio público transitable, seguro, que pueda ser apropiado por los vecinos”.
También se busca “poder dar cobertura a la primera infancia. Tenemos que generar la posibilidad de que madres, hermanos y padres que hoy tienen la responsabilidad del cuidado de los niños de 0 a 3 años puedan contar con estos recursos para poder participar de los programas que requieren de tiempo, sean de capacitación, alfabetización o primera experiencia laboral”.
Aquí se da “un círculo vicioso”, explicó el ministro. “Si no hay condiciones para dejar a los niños no se pueden capacitar, si no se pueden capacitar no pueden conseguir trabajo y si lo consiguen cambian la plata que cobran para dejar a los niños con un cuidador”.
Para paliar esta problemática el Mides otorgará 200 bonos este año y 400 en 2014 para que los niños de 0 a 3 años, que estén en el Plan 7 Zonas y que no tengan cupos en los Centros CAIF, puedan concurrir a guarderías del sector privado, que si bien “no cubre toda la demanda, es un aporte importante”.
Hay que tener en cuenta que una de las características de estos territorios es que tiene una población extremadamente joven. “Un hogar promedio es de 4,5 personas por hogar, los menores de 13 años son más del 30% y los menores de 29 más del 50%. Además se comprueba un alto índice de dependencia, donde los que no pueden salir a trabajar dependen de los que sí lo hacen”.
Una variable, que es “la más relevante”, es “la vinculación educativa de los menores”, que tienen un promedio de educación formal de 6,3 años. “La perspectiva que los menores culminen el ciclo básico o bachillerato es una posibilidad muy baja si no cambian las condiciones en las que se insertan”, por lo que uno de los principales resultados sería “lograr la continuidad educativa”.
Otro resultado a mediano plazo que se busca es la formalización laboral. “Tenemos claro que estamos llegando a los límites de la caída de la informalidad, donde la formalización es un problema más estructural, entonces el segundo resultado a mediano plazo es generar posibilidades de salir de la changa y el trabajo informal”.
El tercer resultado, “que siempre nos dice el ministro (de Vivienda, Francisco) Beltrame, es que esto mitiga, pero tiene que tener un impacto de mejoramiento del hábitat estructural. Esto tiende a dignificar las condiciones básicas de vida”, aseguró Olesker.
Más allá de los objetivos mencionados, también es fundamental, más allá de que el Estado mantenga los servicios públicos, como la policlínica, los CAIF, las escuelas y liceos, que “la parte organizacional del espacio público lo gestione la gente”, añadió Drago.
Inversión y expectativas
Se prevé que el Plan 7 Zonas tenga una duración de unos 18 meses, por lo que llegará hasta el final del actual período de gobierno. Además, el financiamiento del mismo, y algunos costos adicionales para obras, está previsto para ese período de tiempo.
“La parte de inversión tiene costos muy diversos porque algunas cosas se redireccionan, pero el costo de inversión más dura en infraestructura social y equipamientos son 4 millones de dólares, el resto es redireccionamiento”, señaló el ministro.
“Si mirás el costo total del 7 Zonas es más, pero el costo genuino son los 4 millones de políticas sociales y 4,5 millones de inversiones de infraestructura y equipamientos social”, añadió.
En referencia a las expectativas de los beneficiarios del plan, Drago destacó que “en la presentación en La Cantera del Zorro se recibió muy bien la propuesta y hubo mucha apertura a colaborar. Es muy buena la recepción, hay expectativas, pero también hay un ‘vengan con respuestas’".
Es que “hay que recordar que a estos lugares siempre se ha ido a prometer muchas cosas, durante años, hay expectativas. Existen lugares en donde hay menos credibilidad pero también hay un sentimiento de ‘ahora parece que si, que nos ha tocado’", añadió Olesker, y recordó que “una de las cosas más aplaudidas en Cantera fue que vamos a instalar un cajero automático, porque muchas veces se había dicho y nunca se concretaba. Tenemos que dar respuesta a la expectativa”.
Publicado en Participando, edición de junio de 2013
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