El director de la Fundación Liber Seregni, el sociólogo Agustín Canzani, entrevistado por Participando realizó un balance de la pasada elección interna y analizó el futuro escenario que enfrentará el Frente Amplio en las elecciones de octubre, en donde ningún resultado “se puede descartar”.
Las elecciones internas que se celebraron el pasado 1 de junio, más allá de la baja participación del electorado, corroboran que el Frente Amplio “votó mal”, dijo Canzani.
“La elección interna es una instancia en la cual los partidos dirimen sobre liderazgos, pero en Uruguay tendemos a considerarla una especie de ensayo de la elección nacional”, cuando estos comicios solo determinan “los liderazgos de los partidos”, por lo que no pueden considerarse en ninguna medida como un anticipo de lo que pueda pasar en octubre.
Las internas nunca han sido un adelanto de las elecciones nacionales, es más, “si tomamos las tres internas últimas, la diferencia entre el Frente Amplio y los partidos tradicionales sumados y la diferencia entre ellos mismos en la elección nacional se reduce veinte puntos porcentuales, por lo que no es un buen indicador”, dijo Canzani.
Esta situación aconteció en los procesos electorales de 1999, 2004 y 2009, por lo que se registra “una evidencia que sugiere que es un mal indicador de la elección nacional y que es un indicador importante de capacidad de movilización de los partidos nacionales, pero no del Frente Amplio”.
De todas maneras no puede desconocerse que “el Frente Amplio votó mal, que enfrenta problemas para movilizar a su electorado y que la interna”, dentro de la coalición de izquierda, “dio señas sobre el surgimiento de nuevos liderazgos. Raúl Sendic y Constanza Moreira son evidencias en ese sentido”, destacó el director de la Fundación.
Camino a octubre
Ante este escenario, en octubre “debemos esperar una elección reñida y una campaña acorde a eso”. En nuestro país, desde 1999, cuando fue puesto en funcionamiento el nuevo sistema electoral, hasta la fecha tenemos una primera instancia que nos obliga a dirimir entre bloques y una segunda a la Presidencia de la República. Actualmente el Frente Amplio representa a un bloque y los partidos tradicionales al otro, pero solo el partido de izquierda es quien “tiene la capacidad de gobernar solo”, ya que en el otro bloque se “necesita del aporte del ambos partidos, tanto para ganar las elecciones como para gobernar”.
Debido a esta situación surge un “primer dilema” que es “Frente Amplio si o Frente Amplio no, ese es el primer gran clivaje”. Luego surge un segundo elemento, que está vinculado, fundamentalmente a las propuestas, pero en ese punto la situación aún “se ve poco clara”.
En este año, además, se da la particularidad que “hay una cuestión de continuidad y cambio”, cuando, por ejemplo en 2009 era claramente continuidad, pero hoy el Frente Amplio tiene el desafío de “vincular aspectos de continuidad y cambio, que no quiere decir rebobinar”.
Por su parte, para los partidos tradicionales, la situación es diferente, ya que ahí ambos se posicionan haciendo campaña contra el Frente Amplio, pero también deben establecer una línea de competencia interna entre ellos.
“La síntesis para Luis Lacalle Pou es mucho más compleja que la síntesis para Pedro Bordaberry”, destacó Canzani, ya que más allá de la victoria, el candidato presidencial blanco tiene un sector del otro lado que es más grande que el que tienen los colorados y “eso lo obliga a hacer una síntesis programática” que habrá que ver cómo se procesa.
Debido a esta situación “es de esperarse una campaña de Lacalle Pou que vaya más por el lado de la propuesta” que hizo de cara a los comicios internos, con un mensaje que refería a “lo voy a hacer mejor”, mientras que en el caso de Bordaberry quizás pueda hacerse una campaña “más de críticas hacia lo que el Frente Amplio ha hecho”.
Otra de las características diferentes que se está dando en esta campaña electoral es que los mensajes que vienen desde la oposición, si los comparamos con los de la campaña de 2009, “no proponen rebobinar” lo que ha hecho el gobierno.
En materia de legislación laboral, reforma tributaria, reforma de la Salud, transferencias monetarias, etcétera, no hay mensajes que “propongan eliminarlas. En algún sentido, buena parte de las políticas del Frente Amplio no están siendo cuestionadas, pero sí aparece la postura del hay que hacerlo de otra manera o hay que hacerlo mejor”.
De todas formas, el reconocer que lo hecho no está mal, así como también los altos índices de aprobación del candidato frenteamplista, Tabaré Vázquez, “no necesariamente” se traducen en votos para la fórmula frenteamplista.
“El razonamiento que tenemos que hacer es que buena parte de los cambios consolidados la gente ya los tiene”, por lo que ahora la ciudadanía “se está preguntando: contame lo que viene. La gente está expectante por saber cuál es la promesa y hacia dónde vamos”, subrayó Canzani.
“Se puede ganar o perder”
La paridad entre los bloques que muestran las encuestas confirman que aún todos los escenarios están abiertos. “Incluso las elecciones que parecen más definidas se pueden perder o ganar”, dice el director de la Fundación Seregni.
Paralelamente recuerda que “este es el peor momento” para el Frente Amplio, ya que “la situación inmediata a la post interna” históricamente no es un buen momento para la coalición de izquierda, como sucedió en la pasada elección, ya que “el oficialismo aparece deprimido y no así los partidos tradicionales”.
En ese sentido Canzani subrayó la necesidad que la militancia frenteamplista juegue un rol de movilización, pero no desde el viejo concepto del aparato, que también es importante, sino la movilización “micro”, que es el papel que puede adoptar el elector fiel al Frente Amplio en un asado con amigos, por ejemplo, defendiendo al gobierno o a determinadas políticas que se promueven desde la izquierda. Estos “electores fieles” deben ser “los primeros propagandistas”.
Ante la consulta concreta de si el Frente Amplio puede ganar en primera vuelta y obtener mayorías parlamentarias, Canzani aseguró que “ningún escenario se puede descartar, ninguno”.
“En realidad, si uno mira los resultados de la elección de 2009, de repente hacía un pronóstico de determinado tipo y si lo hacía en otro momento hacía otro y si la campaña duraba 20 días más se hacía otro. Por lo que ahora no nos vamos de ese esquema con dos bloques con peso similar, donde un bloque puede superar a otro y eso incluye la posibilidad de ganar en primera vuelta, que no es descartable, pero también el riesgo de perder la elección, que tampoco es descartable”, subrayó el sociólogo.
“Para el Frente Amplio es un desafío grande, pero con una diferencia: el Frente Amplio es el único partido que puede pasar octubre diciendo gané la elección. Los demás no pueden porque necesitan reacumular en una segunda vuelta. Para los otros partidos esa posibilidad (que tiene el Frente Amplio) no existe”, remarcó.
Las elecciones internas que se celebraron el pasado 1 de junio, más allá de la baja participación del electorado, corroboran que el Frente Amplio “votó mal”, dijo Canzani.
“La elección interna es una instancia en la cual los partidos dirimen sobre liderazgos, pero en Uruguay tendemos a considerarla una especie de ensayo de la elección nacional”, cuando estos comicios solo determinan “los liderazgos de los partidos”, por lo que no pueden considerarse en ninguna medida como un anticipo de lo que pueda pasar en octubre.
Las internas nunca han sido un adelanto de las elecciones nacionales, es más, “si tomamos las tres internas últimas, la diferencia entre el Frente Amplio y los partidos tradicionales sumados y la diferencia entre ellos mismos en la elección nacional se reduce veinte puntos porcentuales, por lo que no es un buen indicador”, dijo Canzani.
Esta situación aconteció en los procesos electorales de 1999, 2004 y 2009, por lo que se registra “una evidencia que sugiere que es un mal indicador de la elección nacional y que es un indicador importante de capacidad de movilización de los partidos nacionales, pero no del Frente Amplio”.
De todas maneras no puede desconocerse que “el Frente Amplio votó mal, que enfrenta problemas para movilizar a su electorado y que la interna”, dentro de la coalición de izquierda, “dio señas sobre el surgimiento de nuevos liderazgos. Raúl Sendic y Constanza Moreira son evidencias en ese sentido”, destacó el director de la Fundación.
Camino a octubre
Ante este escenario, en octubre “debemos esperar una elección reñida y una campaña acorde a eso”. En nuestro país, desde 1999, cuando fue puesto en funcionamiento el nuevo sistema electoral, hasta la fecha tenemos una primera instancia que nos obliga a dirimir entre bloques y una segunda a la Presidencia de la República. Actualmente el Frente Amplio representa a un bloque y los partidos tradicionales al otro, pero solo el partido de izquierda es quien “tiene la capacidad de gobernar solo”, ya que en el otro bloque se “necesita del aporte del ambos partidos, tanto para ganar las elecciones como para gobernar”.
Debido a esta situación surge un “primer dilema” que es “Frente Amplio si o Frente Amplio no, ese es el primer gran clivaje”. Luego surge un segundo elemento, que está vinculado, fundamentalmente a las propuestas, pero en ese punto la situación aún “se ve poco clara”.
En este año, además, se da la particularidad que “hay una cuestión de continuidad y cambio”, cuando, por ejemplo en 2009 era claramente continuidad, pero hoy el Frente Amplio tiene el desafío de “vincular aspectos de continuidad y cambio, que no quiere decir rebobinar”.
Por su parte, para los partidos tradicionales, la situación es diferente, ya que ahí ambos se posicionan haciendo campaña contra el Frente Amplio, pero también deben establecer una línea de competencia interna entre ellos.
“La síntesis para Luis Lacalle Pou es mucho más compleja que la síntesis para Pedro Bordaberry”, destacó Canzani, ya que más allá de la victoria, el candidato presidencial blanco tiene un sector del otro lado que es más grande que el que tienen los colorados y “eso lo obliga a hacer una síntesis programática” que habrá que ver cómo se procesa.
Debido a esta situación “es de esperarse una campaña de Lacalle Pou que vaya más por el lado de la propuesta” que hizo de cara a los comicios internos, con un mensaje que refería a “lo voy a hacer mejor”, mientras que en el caso de Bordaberry quizás pueda hacerse una campaña “más de críticas hacia lo que el Frente Amplio ha hecho”.
Otra de las características diferentes que se está dando en esta campaña electoral es que los mensajes que vienen desde la oposición, si los comparamos con los de la campaña de 2009, “no proponen rebobinar” lo que ha hecho el gobierno.
En materia de legislación laboral, reforma tributaria, reforma de la Salud, transferencias monetarias, etcétera, no hay mensajes que “propongan eliminarlas. En algún sentido, buena parte de las políticas del Frente Amplio no están siendo cuestionadas, pero sí aparece la postura del hay que hacerlo de otra manera o hay que hacerlo mejor”.
De todas formas, el reconocer que lo hecho no está mal, así como también los altos índices de aprobación del candidato frenteamplista, Tabaré Vázquez, “no necesariamente” se traducen en votos para la fórmula frenteamplista.
“El razonamiento que tenemos que hacer es que buena parte de los cambios consolidados la gente ya los tiene”, por lo que ahora la ciudadanía “se está preguntando: contame lo que viene. La gente está expectante por saber cuál es la promesa y hacia dónde vamos”, subrayó Canzani.
“Se puede ganar o perder”
La paridad entre los bloques que muestran las encuestas confirman que aún todos los escenarios están abiertos. “Incluso las elecciones que parecen más definidas se pueden perder o ganar”, dice el director de la Fundación Seregni.
Paralelamente recuerda que “este es el peor momento” para el Frente Amplio, ya que “la situación inmediata a la post interna” históricamente no es un buen momento para la coalición de izquierda, como sucedió en la pasada elección, ya que “el oficialismo aparece deprimido y no así los partidos tradicionales”.
En ese sentido Canzani subrayó la necesidad que la militancia frenteamplista juegue un rol de movilización, pero no desde el viejo concepto del aparato, que también es importante, sino la movilización “micro”, que es el papel que puede adoptar el elector fiel al Frente Amplio en un asado con amigos, por ejemplo, defendiendo al gobierno o a determinadas políticas que se promueven desde la izquierda. Estos “electores fieles” deben ser “los primeros propagandistas”.
Ante la consulta concreta de si el Frente Amplio puede ganar en primera vuelta y obtener mayorías parlamentarias, Canzani aseguró que “ningún escenario se puede descartar, ninguno”.
“En realidad, si uno mira los resultados de la elección de 2009, de repente hacía un pronóstico de determinado tipo y si lo hacía en otro momento hacía otro y si la campaña duraba 20 días más se hacía otro. Por lo que ahora no nos vamos de ese esquema con dos bloques con peso similar, donde un bloque puede superar a otro y eso incluye la posibilidad de ganar en primera vuelta, que no es descartable, pero también el riesgo de perder la elección, que tampoco es descartable”, subrayó el sociólogo.
“Para el Frente Amplio es un desafío grande, pero con una diferencia: el Frente Amplio es el único partido que puede pasar octubre diciendo gané la elección. Los demás no pueden porque necesitan reacumular en una segunda vuelta. Para los otros partidos esa posibilidad (que tiene el Frente Amplio) no existe”, remarcó.
Publicado en Participando, edición de julio de 2014
Comentarios
Publicar un comentario