“He
aquí la nueva versión de la libertad, la igualdad y la fraternidad”. Jean-Luc
Mélenchon
Cocinar cocina cualquiera, el gran tema es cocinar con lo que se tiene, decía mi madre antes de entrar a movilizarse entre las cacerolas y previamente a comenzar a elaborar algo sabroso con los pocos elementos comestibles que había en la casa. Seguramente esta frase –o al menos esta acción– ha sido vivida por muchos de nosotros en nuestros hogares y a través de la ellas interpretamos la idea central: habilidad de nuestras madres para alimentarnos con lo que hubiera.
Aquellas personas que hayan vivido en países que padecieron crisis económicas saben de apelar a la imaginación, a la creatividad y a los recursos existentes para lograr cubrir las necesidades más básicas, tales como la alimentación.
En las campañas electorales suceden cosas similares: muchas veces los recursos son escasos –no solo los económicos, también pueden escasear los recursos humanos, tecnológicos, etc.– y es imprescindible, para paliar esta situación, apelar a la imaginación y a la creatividad, dos elementos fundamentales para cualquier consultor en comunicación política.
Quizás el ejemplo más corriente sea el del dinero que se gasta en promocionar una campaña en los medios de comunicación masivos, cuyos costos monetarios habitualmente son muy grandes y en ocasiones los que consumen la mayor parte de las finanzas de la campaña electoral, fundamentalmente la televisión.
Ante esta constatación los comandos suelen llevar a cabo acciones concretas que buscan llamar la atención de los medios de comunicación, si la iniciativa es exitosa los periodistas acudirán a la cita y realizarán la cobertura, por lo que se logrará el objetivo de estar en pantalla habiendo destinado menos dinero del que valen esos minutos televisivos.
Es que el dinero es un bien escaso en las campañas y es necesario optimizarlo lo máximo posible para lograr mejores resultados. Más allá de lo monetario también está el tiempo del candidato, que es otro bien escaso.
Además, lo habitual es que tengamos un único candidato y muchas poblaciones que visitar, por lo que los encargados de coordinar y llevar adelante la agenda de campaña tienen que realizar una ardua labor para poder complacer a todos quienes reclaman la presencia del político en cuestión.
Estos problemas a los que se enfrentan habitualmente los candidatos políticos en las campañas electorales son sabidos, no tienen nada de novedoso para la mayoría de quienes han asistido en alguna oportunidad a un mitin o son medianamente informados en política electoral, pero lo que sí ha llamado mucho la atención es una iniciativa para paliar la situación que presentó recientemente el candidato presidencial de los franceses insumisos, Jean-Luc Mélenchon.
Estar o estar, ese es el dilema
Las ciudades de París y Lyon fueron el escenario de dos grandes actos de la campaña electoral francesa el pasado domingo 5 de febrero: por un lado la candidata presidencial del Frente Nacional (ultraderecha), Marine Le Pen, lanzó su campaña en Lyon; mientras que su colega del Partido Socialista, Benoit Hamon realizó un mitin multitudinario en la capital francesa.
Sin dudas, tanto Le Pen como Hamon son dos de los candidatos con mayor poder económico y mediático en estas elecciones galas, y junto con el derechista Francois Fillon (Los Republicanos –derecha–), los favoritos de las encuestas. Ante este escenario, para otro candidato no queda más oportunidad que acudir a la creatividad si es que quiere tener presencia en esa jornada dominguera.
Lyon, domingo 5 de febrero de 2017, 14:30:00 horas, más de doce mil personas vieron a Mélenchon comenzar su oratoria en un acto central de la Francia Insumisa diciendo: “sí, este es un mitin que no es como los otros debido, por supuesto, a la forma”.
París, domingo 5 de febrero de 2017, 14:30:02 horas, más de seis mil personas vieron a Mélenchon comenzar su oratoria en un acto central de la Francia Insumisa cuando se desplegó su holograma, con la única diferencia de estar retrasado dos segundos respecto al acto de Lyon, debido al tiempo que insume el satélite en desarrollar este sistema.
Por primera vez en la historia un candidato a presidente de la República logró convocar, utilizando un holograma, a dos mítines simultáneos, gracias a la creatividad del equipo de campaña de Mélenchon y al cuidado de los recursos –económicos y tiempo– que estableció el comando.
Los resultados de la acción ya están a la vista: por un lado los otros candidatos criticaron fuertemente el uso del holograma, lo cual redundó en darle mayor visibilidad aún a Mélenchon; en segundo lugar el candidato de Francia Insumisa logró hablar para 18 mil personas en vez de los 12 mil que se encontraban presencialmente con él en Lyon; y también el uso de la novedosa herramienta, que llevó a que los medios de comunicación se interesaran y cubrieran el hecho, lo que sirvió además para fortalecer el mensaje político.
Sobre el uso del holograma Mélenchon justificó: “porque es necesario que un mensaje político emancipador y un tanto clarificador se apoye en técnicas que son las de nuestro tiempo, que hagan sonreír, que hagan soñar”, y añadió “es más, les aseguro que nadie cree que yo estoy en París”.
En cuanto al valor de la puesta en funcionamiento del holograma, los organizadores calculan que fue de unos 28 mil euros que, si bien nuestras madres cocinaban nuestros alimentos con menos dinero, podemos asegurar que para algunas campañas electorales son un costo accesible.
Seguramente en algunos años esta tecnología se irá extendiendo y ya no será tan extraño que un candidato hable en una localidad y a través de hologramas pueda hacerlo simultáneamente en varios lugares, o mejor aún, vaya uno a saber si en Francia no habrán descubierto la fórmula para que nuevamente todos los políticos puedan mezclarse sin temores entre la gente.
Publicado en semanario Voces. Edición del 16 de febrero de 2017.
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