La instauración del miedo para que el elector no adopte determinadas posiciones políticas forma parte de estrategias que son tan viejas como el mismo mundo. Se trata de asustar a la gente agitando fantasmas, porque de esta forma el electorado menos informado y más vulnerable tiene mayores posibilidades de migrar su voto.
Por eso cuando se dice que si gana la izquierda las elecciones van a llevarse a todos los niños a Cuba –o a Venezuela en la versión nueva 2.0– al menos desconfíe y piense que en varios países ha ganado la izquierda y los contenedores de infantes aún no salen del puerto.El miedo como estrategia no es patrimonio de la derecha, también lo utilizan algunos políticos de izquierda cuando las fuerzas conservadoras acechan en el horizonte; no podemos ser tan inocentes de creer lo contrario, por lo que debemos estar atentos.
Más allá de teorías, en los últimos días del 2018 y los primeros del 2019 sucedieron hechos que superan las fantasías que pueda escribir cualquier guionista de ocasión y que no deben pasar desapercibidos en un año en que se celebran comicios nacionales en seis países de América Latina, además de las elecciones Europeas y las municipales españolas, entre otras.
Me refiero específicamente a las palabras del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, en su asunción, cuando prometió “combatir la ideología de género” para conservar los “valores” de la sociedad. El disparate se vio ratificado días después, cuando la novel ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves expresó en un video que en esta “nueva era” el “niño viste de azul y la niña de rosa”.
Lo acontecido en Brasil no es un hecho aislado. Las políticas de género también están siendo atacadas en Andalucía. Vox, el grupo ultraderechista que obtuvo un gran respaldo electoral, negoció la conformación de un nuevo gobierno con los conservadores del Partido Popular y Ciudadanos en esa región, y para ello reclamaba terminar con “la dictadura de género”, lo que significa que para dar su respaldo a la nueva administración se debían eliminar las ayudas vinculadas a la ley contra la violencia hacia la mujer.
Al respecto, Francisco Serrano, portavoz de Vox, afirmó: “esos pactos que los suscriban con PSOE y Podemos. En política social todos siguen, con sumisión lanar, los mandamientos de la dictadura de género. ¿Dónde el cambio? Vox no aceptará los acuerdos firmados por PP y Cs para impulsar leyes de género en Andalucía”, según publicó La Vanguardia.
Pero no únicamente los derechos vinculados a género están en riesgo con el auge de las nuevas derechas mundiales. En Brasil la nueva administración excluyó a la población LGTB de algunos de sus beneficios adquiridos, también los pueblos originarios fueron castigados con un decreto presidencial que responsabiliza al Ministerio de Agricultura de la toma de decisiones de sus tierras, entre otras iniciativas.
Las nuevas derechas mundiales no solo promueven terminar o disminuir las políticas de género, sino que son partidarias de llevar adelante recortes presupuestales vinculados a políticas sociales que benefician a algunas minorías históricamente subyugadas. Seguramente no escucharán estos argumentos de parte de los candidatos en las campañas electorales, y cuando se lo pregunte algún periodista dirán que son víctimas de las políticas del miedo con las que comenzaba el artículo; pero tenga en cuenta algo, qué votaron esos políticos en el parlamento cuando se aprobaban leyes vinculadas a otorgar derechos a los más desfavorecidos. Según parece, la nueva derecha ahora va por los derechos, está en nuestras manos y en nuestro voto defender el terreno ganado e ir por más.
Publicado en El Siglo de Guatemala. Edición del 9 de enero de 2018.
Publicado en El Deber de Bolivia. Edición del 12 de enero de 2019.
Publicado en Rebelión. Edición del 10 de enero de 2019.
Publicado en El Deber de Bolivia. Edición del 12 de enero de 2019.
Publicado en Rebelión. Edición del 10 de enero de 2019.
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