¿Los judíos son todos putos?: antisemitismo y homofobia


El pasado lunes cuando finalizó la semifinal de la Liga Uruguaya de Basquetbol, una quincena de hinchas de Aguada entonaron un cántico de barra brava dirigido a su rival de turno, Hebraica y Macabi, en el que se repetía una y otra vez “los judíos son todos putos”.

En las últimas horas varios periodistas, algunos de la comunidad judía y otros no, expresaron su repudio ante el hecho, al tiempo que la dirigencia del basquetbol decidió sancionar al club Aguada por los sucesos narrados.

Este miércoles se manifestó públicamente la preocupación de parte de sesudos analistas que denuncian la intolerancia antisemita de nuestro país, pero increíblemente no reconocen la misma intolerancia homofóbica de la cual ellos mismos terminan transformándose en cómplices.

Si vamos a la definición de puto que publica el diccionario de la Real Academia en su última edición tiene cuatro significados:

1. Como calificación denigratoria. Me quedé en la puta calle.
2. Por antífrasis puede resultar encarecedor. Ha vuelto a ganar. ¡Qué puta suerte tiene!
3. Necio.
4. Hombre que tiene concúbito con persona de su sexo.

Seguramente todos coincidimos en que el cántico hacía referencia a la condición sexual de los representantes de Hebraica y Macabi.

Entonces, ¿es esto cierto? No, resulta evidente que el hecho de pertenecer a la religión judía no trae aparejada la homosexualidad, como tampoco sucede con las otras religiones, pero sí es lógico que existen gays en esa colectividad así como en todas.

El hecho de gritar todos putos es una generalización absurda, pero, ¿habría algún tipo de quejas si se dijera que los de determinado colectivo son todos machos?

Acá ingresamos en otro plano, que es el de las intenciones manifiestas. Posiblemente cuando ese grupo cantó “los judíos son todos putos” estaban tratando de agredir verbalmente al conjunto de hinchas, pero con ese argumento cabe la pregunta si la intención era agredir a la comunidad judía o a un rival deportivo que acababa de ganar un partido. La respuesta creo que cae por su propio peso.

Por otra parte, para los que vamos a encuentros deportivos es habitual escuchar un cántico que hacen los hinchas de todos los equipos, más allá de las características del rival de turno, y que dice: “a estos putos les tenemos que ganar”.

Este caso se da fin de semana tras fin de semana en Uruguay, pero a nadie se le ocurre denunciar a una institución por homofóbica, ¿es que el antisemitismo es más condenable que la homofobia? ¿Existen discriminaciones de primera y otras de segunda categoría? ¿Cuánto pesa el poder político y económico en este tipo de cosas?

No nos podemos olvidar que el pasado 3 de marzo el mundo se vio sacudido ante la noticia de que un grupo de neonazis en Chile asesinó a una persona por su condición de gay. Rastreando este tipo de información en internet podemos descubrir que ese no fue un hecho aislado, que el asesinato a homosexuales es algo habitual en el mundo, tal como lo fue en el pasado el exterminio de judíos, de armenios y también el de los charrúas.

Por lo tanto, ¿cuál es el papel que están jugando los medios y los formadores de opinión al aceptar y reafirmar que el vocablo puto es denigratorio o insultante? ¿No deberíamos fomentar que todas las opciones sexuales son igualmente válidas y medir las discriminaciones con la misma vara?

Comentarios

  1. Te metiste en una Lhermitte!! Personalmente me preocupan muchísimo mas las conductas discriminatorias que la discriminación verbal (de uso corriente en el día a día). Por lo demás, confirmamos que lamentablemente hay discriminaciones de primer nivel y de las otras, de última categoría (y eso es discriminar también jaja)

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