“Un país con más justicia, democracia y libertad”


El candidato a la presidencia del Frente Amplio (FA) Ernesto Agazzi, analizó el momento que vive la fuerza política, los problemas de su estructura y funcionamiento, además de los desafíos que le esperan luego de las elecciones internas del 27 de mayo.

El senador del MPP destacó la necesidad de “recuperar el vínculo” del Frente con la sociedad en su conjunto, “más allá de que sean frenteamplistas o no” y subrayó que en esta nueva etapa que vive el país “el puerto” hacia el cual debe navegar el FA es el de “la construcción de una sociedad más justa y con más libertad”.

¿Qué evaluación hace de la actual situación del FA?

El FA es una estructura política con muchísimas potencialidades, hay más de un millón de uruguayos que apoyan su programa, pero está muy atrasado en su funcionamiento político y en el desarrollo de las principales afinidades políticas que llevan su estructura.
Le falta una definición clara de lo que tiene que hacer su estructura y tiene un problema muy delicado: hay poca inversión en el frenteamplismo desde el punto de vista político y mucha inversión en los sectores.
Cada sector tiene su comité central, sus estructuras, su militancia organizada y sus medios de comunicación, pero el frenteamplismo no está considerado más que como una cosa que va más allá de cada sector. En consecuencia tiene importancia secundaria para cada sector.
Eso significa que el FA es una estructura muy grande pero poco atendida y con una contradicción muy grande entre lo que podría ser y lo que es, por la falta de inversión, sobre todo en recursos humanos.

¿Se deben renovar esas estructuras?

Esas estructuras hay que repensarlas todas juntas. Tengo la impresión que hay una serie de estructuras sedimentarias, que se fueron creando, unas dependen de Presidencia, otras son asesoras, otras de gestión… hay once comisiones centrales pero con una diversidad muy grande de cometidos y conexión entre ellas, sin vasos comunicantes. La mayoría de esas comisiones tiene la misma composición que la Mesa Política, pero al no concurrir sectores y bases con continuidad y al ser heterogénea la participación en cada una de ellas, termina siendo un conjunto sin forma clara.

¿Qué hay que hacer entonces? 

Me voy a reunir con los responsables de las comisiones, ya empecé a estudiar como funciona esto para ver qué piensan los compañeros, porque los que tienen más idea son los que están trabajando en esa área, lo que no quiere decir que tengan toda la verdad.

Los comités de base son parte fundamental de la estructura del FA. ¿Qué se debe hacer con ellos?

Los comités de base son la reunión de los frenteamplistas en el territorio, pero han ido languideciendo. Hoy quedan sostenidos por el militante frenteamplista que dedica muy buena parte de su tiempo con trabajo voluntario para el FA, pero no pueden cumplir con la función nutritiva, que es ser las raíces del pueblo. No pueden cumplirlo porque son pocos y porque no tienen el respaldo de las organizaciones políticas.
Lo que se necesita, además de un diagnóstico, es el compromiso de las organizaciones políticas de fortalecer el funcionamiento de toda la estructura del FA. Hay estructuras políticas que son fuertes, pero sus militantes no van al comité de base, sino que militan en otras instancias.
Los comités de base son esenciales porque cumplen la función nutricia y son de inserción en la sociedad. La originalidad que tuvieron en su momento la siguen teniendo, pero ya no tienen el dinamismo que tenían entonces, quizás porque ahora hay un pueblo tranquilo que va consiguiendo sus esperanzas a través del gobierno y paradojalmente parecería que es más fácil organizarnos para resistir que para hacer cosas.

De todas formas los comités de base no son atractivos para las nuevas generaciones, que generalmente optan por militar en los sectores políticos… 

Los nuevos integrantes vienen con una carga de esperanza en el FA, quieren discutir política y hacer propuestas, y eso no pasa en los comités. Actualmente tienen una función administrativa: de elegir la mesa del comité, a los militantes que van a la coordinadora, al plenario, al congreso, a veces para recibir informes, pero no hay discusión política, porque objetivamente no pueden, no tienen fuerza ni militancia para tenerla. Los nuevos militantes entonces no tienen un lugar para militar, para tener discusión política o recibir opiniones.
Yo he recibido en esta campaña muchos aportes de militantes de gran valor, por su formación o cultura, que quieren aportar sobre ciertos temas y van al comité de base, pero allí no pueden discutir de fibra óptica, por ejemplo, porque para eso hay que estar en esos temas. Así que, ¿en dónde pueden aportar?

Entonces, en el futuro inmediato, ¿cuál debería ser el rol del comité de base?

La instalación del FA en el territorio, el contacto con los vecinos, tener las orejas abiertas, recibir información política del FA, no por los medios de prensa, para alimentar con análisis lo que está pasando y organizar actividades que permitan enterarse de estas cosas, por ejemplo llamando a un ministro o a un edil para discutir sobre temas de su territorio y divulgarlo en la población.

¿Cuál es su opinión sobre los comités virtuales?

Deben existir. El comité de base virtual define la calidad del relacionamiento entre los integrantes del comité, es una calidad de intercambio opiniones sin estar juntos físicamente. Esto hoy lo hacen las empresas, la educación, los medios de comunicación, etc. De todas formas, en materia de comunicación nada sustituye el mirarse a los ojos.
El comité virtual debería ser una forma de funcionar para quienes quieran hacerlo de esa forma, pero debe complementarse con alguna otra actividad presencial.

Dentro de la nueva estructura del FA surge por primera vez el equipo de vicepresidentes… 

Si, está establecido en los estatutos del FA. No estoy de acuerdo con el reparto por cuota política de los grupos, sí con la asignación de responsabilidades en las vicepresidencias, que tengan que ver con el trabajo colectivo de ese equipo que tiene que atender todas las áreas de acción del FA. Quizás la propia vicepresidencia pueda ser una herramienta de inclusión de sectores que sentimos que deben participar más en la gestión del FA, por ejemplo los jóvenes.

Al respecto, uno de los problemas que se señala más a menudo a la fuerza política es la falta de renovación. ¿Qué evaluación hace al respecto?

Es muy malo que el FA se envejezca. Lo malo es que los que ocupamos cargos, los que tomamos decisiones, no seamos de la generación que está produciendo el país, sino de la anterior. No funciona un país con una generación que lleva adelante el trabajo, el pensamiento y las comunicaciones y que está dirigido por la generación anterior.
Una característica de la escuela vareliana es que “los que una vez se han encontrado juntos en los bancos de una escuela, a la que concurren haciendo uso de un mismo derecho, se acostumbran a considerarse iguales”, por más que provengan de distintos sectores, eso es incluyente y democrático. En política es lo mismo. No estoy de acuerdo con un funcionamiento del FA con estamentos separados para los diferentes: mujeres, jóvenes o afrodescendientes. La forma más pura es el estar juntos, la convivencia. Tengo una opinión contraria a una organización de jóvenes separada del resto de los otros estamentos etarios. Los jóvenes tienen que tener un lugar de participación en la estructura de funcionamiento del FA.

Otro aspecto deficitario del FA es su centralismo, ¿esto puede solucionarse?

El centralismo es general. El FA de Montevideo tiene un centralismo, por ejemplo, con relación a Durazno, pero el FA de Durazno también tiene centralismo con La Paloma, con Blanquillo o en Rincón de Ramírez y en cada departamento se reproduce el mismo fenómeno. La única manera de solucionar esto es con funcionamiento político. Eso se puede hacer si se tienen los medios y el FA invierte recursos.
Los frenteamplistas del interior plantean que quieren mayor vinculación con el FA, así que la Presidencia del FA tiene que recorrer y reunirse con esos frenteamplistas con mayor regularidad, incluso alguna reunión de la Mesa Política habría que hacerla en el interior.

¿Cuál debe ser el rol de la fuerza política respecto al gobierno?

Son estructuras diferentes, el gobierno y el FA, que no deben tener una relación de indiferencia, sino que tiene que haber un vínculo regular, porque el gobierno lleva adelante el programa que definió el FA. Desde la fuerza política se debería hacer un seguimiento permanente al cumplimiento del programa y cuando se ve una debilidad al respecto notificarla.
Además, si hay situaciones para analizar hay que recibir la información. Ahora, cómo y a través de quién está para resolver, pero no puede ser que los partidos políticos le pidan reuniones al presidente de la República y el FA no se reúna en igualdad de condiciones, más aún cuando el FA es el responsable del programa.
Es muy importante chequear si se cumple el programa, porque los programas que se hacen pueden tener una deformación de la realidad y eso se puede aclarar sólo a través del diálogo con los compañeros del Ejecutivo. Tiene que ser un diálogo con el mayor respeto de la independencia relativa que se tiene.
Lo mismo sucede con las organizaciones sociales, con la central de trabajadores, las organizaciones de estudiantes, las cooperativas, etc. Tiene que haber un vínculo y ese vínculo tiene que ser un trabajo con responsabilidades asignadas, no puede ser solo porque las organizaciones sociales le pidan una entrevista al FA, no, tenemos que estar presentes en la gestión de las organizaciones sociales a través del responsable específico de esa área. Lo mismo con los gobiernos departamentales y con los municipios.

“Votar es una obligación”

¿Cuál es la importancia de votar el 27 de mayo?

Para los frenteamplistas es una obligación. Yo no le solicito a los frenteamplistas que vayan a votar, les recuerdo su obligación, porque si queremos construir un Uruguay distinto, que respete las necesidades de las mayorías, somos la mayoría los que tenemos que activar, no podemos pedirle a una minoría que resuelva las cosas por nosotros.
Además es la primera vez que el FA va a renovar toda su estructura, por lo tanto es una oportunidad para revincularnos con las bases frenteamplistas y eso lleva a que todos participemos en igualdad de condiciones en esta elección. Votar es una obligación.

¿Cuáles son los objetivos en esta elección?

El objetivo lo derivo del diagnóstico. Hay una separación entre la base social de frenteamplistas, que son cientos de miles, y la estructura del FA, que está soportada por un pequeño grupo de personas. Eso es algo grave para el FA, porque puede terminar siendo un partido cupular. El FA ya lo ha definido, no va a actuar en nombre del pueblo sino con el pueblo.
De este diagnóstico se deriva algo importantísimo, que es recuperar el vínculo entre los actores políticos que están en el territorio, los centros de estudios, el exterior, el interior y la fuerza política. Eso es central. Por la misma razón, y una derivada de esto, es el vínculo con la sociedad, más allá de que sean o no frenteamplistas, pero que están organizados y cuya plataforma de programa converja con otros sectores y con el FA en la conformación de un país con más justicia, con más democracia y más libertad.
Los trabajadores, intelectuales, investigadores, cooperativistas, gremiales, hay muchos sectores que tienen visiones y construcciones colectivas en sus áreas conducente a un proyecto país que son compatibles con nosotros y no son del FA, son de la sociedad.
El FA entonces tiene que tener un buen vínculo con ellos, un intercambio, entenderlos. Es esencial el vínculo con estas estructuras que son las organizaciones de la sociedad.

Hasta el 2005 una de los principales objetivos que perseguía el FA era conseguir el gobierno. Alcanzada esta meta, ¿cuál es hoy la utopía de la izquierda?

Esto es importante porque explica el debilitamiento del FA, que no solo surgió como una esperanza para competir con los dos partidos históricos del Uruguay sino que hoy le gana a los dos juntos, a tal punto que la oposición está pensando en hacer un frente conservador para enfrentar al progresista.
La discusión que se dio en el FA en el 2011 sobre estrategia ubicó este tema: el objetivo de construir una fuerza política que permitiera competir electoralmente con los partidos tradicionales ya está cumplido, ¿y ahora qué?, se definió que esta estructura nos permite asumir la posibilidad de comenzar a ubicar la política del país con la función de conducirlo, y no que eso lo hagan las empresas, los capitalistas privados, o los oligarcas, sino poner gente capacitada en áreas del Banco Central y del Ministerio de Economía, por ejemplo. Nosotros no tenemos ningún banquero ladrón que se vaya a llevar la plata a su negocio, lo decimos con orgullo, no todos los partidos pueden decir lo mismo, y esto no es solo honestidad, es competencia para hacer las cosas.
Redistribuir el ingreso cobrando impuestos a uno y dando a los que tienen bajos impuestos no es un diseño para más justicia económica, mejora las cosas hasta cierto punto, pero después comienzan las limitantes estructurales. Un país de libre empresa, con propietarios de capitales, asalariados, con grandes empresas que se instalen en el país, con disputas sobre los recursos naturales, si se gestiona bien, pero mantiene la estructura de libre empresa, de propiedad privada, no va a poder superar una distribución del ingreso que es muy injusta.
El papel principal del FA es empezar a pensar el futuro, una interacción entre una economía capitalista, los roles del Estado y una economía social que está empezando a fluir, cómo se respetan los derechos de los ciudadanos, cómo se aprovecha la potencialidad de nuestro pueblo para capacitar a la gente y tener un desarrollo, son todos debates que la realidad los pone arriba de la mesa y el FA tiene que reflexionar en profundidad sobre estas cosas, porque es lo que tenemos por delante.
Son muy interesantes las discusiones del programa, porque los próximos programas no pueden ser una actualización de los viejos, tienen que ser diferentes porque estamos en otro país. Ese es el nuevo rol del FA, que tiene una grandísima responsabilidad, no está escrito, no hay modelos, hay visiones distintas en la izquierda. El puerto es la construcción de una sociedad más justa y con más libertad, que a medida que nos vayamos aproximando se va a ir alejando.

Publicado en Participando, edición de mayo de 2012

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